martes, 11 de diciembre de 2007

perros policias contra la droga

10-12-2007
Acompañados por agentes de la Policía Local peinan los alrededores de los centros escolares tras 'camellos' y consumidores ADIESTRADO.
El perro policía va a ayudar a detectar a 'camellos' y consumidores en el entorno de los colegios. / J. E. G. GRANADA - JUAN ENRIQUE GÓMEZ 'Yako' es un perro labrador de tres años de edad. Desde hace unos meses se ha convertido en policía y en especialista en localización de estupefacientes. Forma parte de la unidad canina de la Policía Local de Granada, y su trabajo es especial. Su misión es la localización de todo tipo de drogas, fundamentalmente, en los centros escolares y sus alrededores. Él, junto a sus compañeros humanos, policías locales de Granada, tiene un objetivo, erradicar la venta y consumo de drogas en institutos y colegios. La unidad canina sigue a diario un complejo sistema de localización, detección y denuncia. Hemos estado con ellos en una jornada de trabajo en las calles. Las denuncias de ciudadanos, directores de centros escolares y la investigación policial determina, a primera hora de la mañana, cuáles serán las zonas donde actuará la nueva unidad, formada por cuatro agentes, dos de ellos de paisano, dos coches y el perro policía. 'Yako' recibe con ladridos y expresión de alegría la llegada del agente que se ha convertido en compañero y cuidador en las perreras que se han instalado en la Huerta del Rasillo. Sabe que comienza lo que para él es un juego, por lo que se dirige sin problemas a la parte trasera del coche con el que los dos policías de paisano darán vueltas a las zonas adyacentes a los centros escolares elegidos para la operación. Es poco antes de la hora del recreo. «En ocasiones también lo hacemos a la entrada o a la salida de las clases. Elegimos las horas en las que suelen darse más casos de venta y consumo», dicen los agentes. El vehículo en el que se mueven los agentes con el perro policía no lleva ningún indicativo policial. «Necesitamos pasar desapercibidos», dicen. Pero muy cerca, los otros dos agentes, de uniforme, llevan el coche patrulla de la Policía Local y están comunicados por radio. 'Yako' viaja tranquilo. La primera parada es junto a un instituto de la zona norte de la ciudad. Se ha dejado el coche alejado del centro escolar. Un agente, con el perro, inicia un paseo vigilado atentamente, a distancia, por el segundo policía. Los grupos de chavales están cerca. El perro y su compañero se aproximan a los chicos con la mayor naturalidad. El perro juguetea por la acera, busca de todo, como cualquier perro. El agente, incluso, le deja suelto para que pueda acercarse a los estudiantes. Se va con ellos, los rodea, los olfatea. El resultado es negativo. «Si 'Yako' no los ha señalado es que en ese grupo no hay drogas, ni siquiera olor. En alguna ocasión ha llegado a detectar la maquinita picadora de marihuana que llevaba un chico en el bolsillo». La operación continúa en otra zona, junto a un instituto de La Chana, en un punto habitual de reunión de los chavales en el recreo. El 'modus operandi' es el mismo. 'Yako' se acerca aun grupito de cuatro muchachos, menores de edad. La detección es inmediata. El perro se sienta junto al chaval vestido de negro. Es la señal. 'Yako' ha encontrado lo que buscaba. El agente, con suavidad, le retira, «Vamos, vamos» y se marcha sin delatar que son policías. Inmediatamente después, los agentes uniformados paran el coche junto al grupo de estudiantes y se acercan al señalado por el perro. La sorpresa del chico es palpable. Los policías le cachean y encuentran la droga, en este caso para consumo propio. Le identifican y extienden una denuncia administrativa que llegará, por ser menor de edad, a sus padres. Unas calles más allá, fuera de la vista de los estudiantes, el perro y el policía juegan con un 'mordedor'. «Es el premio por haber encontrado la droga, ya que el perro lo único que quiere hacer es jugar, y sabe que si la encuentra, luego tenemos un rato de diversión», dice. A lo largo de la mañana, los agentes de la unidad canina recorrieron cuatro centros escolares con tres detecciones y aprehensiones de estupefacientes. «Queremos hacer ver a los chavales y a los 'camellos' que se les puede localizar fácilmente, que los perros los van a localizar y, por tanto, los vamos a denunciar o a detener, según los casos». En las últimas semanas, los agentes y 'Yako' han realizado más de una treintena de intervenciones, todas ellas con resultados positivos. En una mañana, el perro policía localizaba siete grupos de chavales con drogas. «Generalmente es lo que denominamos 'menudeo', cantidades de hachís y marihuana para consumo personal, pero los chicos deben saber que va en contra de la ley el consumo de drogas, y que puede ser una falta administrativa, pero también un delito».

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